Instagram acaba de decir adiós a una de sus señas de identidad: las fotos cuadradas. La plataforma ha eliminado la obligación de recortar las imágenes a ese formato o a un tamaño vertical que no se ajustaba al de las imágenes de tu móvil, permitiendo ahora publicar directamente en proporción 3:4, el estándar de la mayoría de las cámaras de los smartphones actuales.
El cambio lo ha confirmado el propio Adam Mosseri, director de Instagram, a través de su canal de difusión en Threads. Según Mosseri, la actualización se aplicará tanto a fotos individuales como a carruseles, con una condición: todas las imágenes de un mismo carrusel deben compartir el mismo formato. Es decir, no se pueden mezclar imágenes cuadradas con otras en vertical.
¿Qué implica este cambio para los usuarios?
Las fotos se publican ahora tal como las capturas: sin necesidad de recorte.
Se mejora la calidad visual de las imágenes, sobre todo en vertical.
Se gana coherencia con otras funciones como las stories o los reels, que ya usaban formatos verticales.
Este movimiento también facilita la vida a fotógrafos y creadores de contenido, que ya no tienen que redimensionar o adaptar sus imágenes.
La eliminación del formato cuadrado obligatorio en Instagram representa mucho más que un simple ajuste visual: es una señal de cómo la plataforma sigue evolucionando para adaptarse al modo en que usamos nuestros móviles.
Cambio visual y simbólico
Aunque las fotos cuadradas no desaparecen del todo —los usuarios pueden seguir usándolas si lo prefieren—, este movimiento marca un antes y un después en la evolución de Instagram. La red social nació en 2010 precisamente con ese formato cuadrado como distintivo frente a otras plataformas de fotografía. Sin embargo, con el paso del tiempo y la explosión del contenido vertical (historias, reels, vídeos), el cuadrado había quedado obsoleto para muchos creadores.
Esta decisión se suma a otros cambios recientes orientados a priorizar el contenido vertical, como el rediseño del perfil, que ahora muestra las imágenes de forma apilada en vez de en la clásica cuadrícula de miniaturas. Todo apunta a una Instagram más adaptada al consumo móvil y menos nostálgica de sus orígenes.