En la pasada edición del Mobile World Congress de Barcelona, compañías de diversos sectores (fabricantes de teléfonos y automóviles, operadoras, etc.) coincidieron en anunciar su entrada en el campo del ‘coche conectado’, convirtiendo a este mercado en uno de los grandes protagonistas de la actualidad tecnológica de comienzos de 2014. Ahora sabemos, además, que este sector generará 39.000 millones de euros en 2018 (exactamente el triple que en el año 2012), multiplicando por siete el número de coches nuevos que incorporen de fábrica sistemas de conectividad; todo ello según datos de la GSMA y la consultora SBD, de los que se hace eco IAB en su I Estudio Anual de Coches Conectados
Este último estudio destaca dos factores que, por producto de las normativas europeas, llegarán en 2015 y afectarán notablemente al uso de los coches conectados: la eCall (llamada de emergencia que se pone en contacto con el 112 sin intervención del conductor cuando detecta un accidente grave, geolocalizando el suceso) y el fin del roaming (que permitirá abaratar enormemente el uso de la conectividad de los coches cuando salgan del país y viajen por el resto de la UE). En este documento, IAB elabora igualmente una serie de conclusiones sobre la situación actual de este mercado:
Fragmentación tecnológica
Aunque se hayan puesto en marcha iniciativas en pro de la adopción de estándares para la integración vehículo/dispositivos móviles, la realidad es que los fabricantes siguen apostando por sus propias soluciones. Realmente, esta competencia entre plataformas nos recuerda a la realidad visible en otros campos, aunque suponga una novedad descubrirla también en el sector automovilístico. Y es que entre las plataformas en liza nos encontramos con MirrorLink (de Nokia), con CarPlay (de Apple), con Android Auto (de Google) y con Windows in the Car (de Microsoft, por supuesto).
No hay conectividad sin (varios) desembolsos
En la mayoría de marcas estudiadas, el uso de las funciones de conectividad en sus coches está vinculado a la incorporación de equipamientos adicionales (y, por ello, a desembolsos extra). Eso en lo que respecta al hardware… porque, según reza el informe, el software obligaría también a nuevos desembolsos: “Muchos fabricantes optan por ofrecer a sus clientes una suscripción gratuita durante un tiempo determinado, pasado el cual los servicios empiezan a ser de pago”.
No hay conectividad sin conexiones adecuadas
El uso de las funciones de conectividad de los vehículos (necesarias para el uso de ciertos servicios onlinede uso habitual, como la música en streaming) está garantizado durante su uso es espacios urbanos, pero el deficiente acceso a 3G/4G en carreteras secundarias y autovías provoca deficiencias en la experiencia de usuario. Pero éste no es el único problema vinculado a la conexión: Según IAB, “el coche conectado puede obligar al usuario a contratar una tarifa adicional. En mano de las operadoras se encuentra la posibilidad de ofrecer tarifas adaptadas a ‘grandes consumidores de datos”.
Los asistentes de voz aún tienen camino por recorrer
Todavía queda mucho margen de mejora en estos servicios, que a día de hoy constituyen la forma más segura de gestionar la conectividad de los coches. Destaca, en todo caso, BMW integrando la tecnología vocal de Nuance (desarrolladora de Siri, el asistente vocal del iPhone).