El pasado mes de mayo, el Tribunal de Justicia europeo emitió un fallo (polémico) para definir qué reglas de protección de la privacidad eran de aplicación en el caso de Google y otros buscadores. La sentencia estableció que “bajo determinadas condiciones” los buscadores estarían obligados a atender las solicitudes de particulares para eliminar los enlaces a contenidos que pudieran perjudicarles.
A raíz de ello, Google se ha puesto ya manos a la obra para habilitar un formulario online en el que los usuarios puedan solicitar su derecho al olvido. A pesar de ello, la plataforma y el procedimiento a seguir aún se encuentran en fase de construcción, y las respuestas a las solicitude aún tardan en llegar. El principal problema al que se enfrenta Google es el de encontrar “un equilibrio” entre el derecho de privacidad y el derecho a conocer y difundir información.
Pero… ¿qué contenidos piden los usuarios que se ‘olviden’?
Lo que escribimos (o escriben sobre nosotros) en Internet cada vez influye más sobre nuestra vida diaria. Por ejemplo, las opiniones que expresamos en las redes sociales se están convirtiendo en un criterio clave en la toma de decisiones en el ámbito profesional, concretamente a la hora de contratar o despedir.Vivimos un cambio de modelo en el que, cada vez más rápidamente, la reputación online se convierte en ‘reputación’ a secas.
Aunque muchos se abstienen de intentar suprimir información personal expuesta en Internet, al considerar que conllevaría un gran esfuerzo, resulta una práctica cada vez más habitual, tanto por parte de personalidades destacadas como de personas anónimas. Y es que los buscadores registran y almacenan grandes cantidades de información como multas (aunque ya hayan sido pagadas), ficheros con listas de morosos (aunque se haya saldado ya la deuda) o fotos comprometedoras de todo tipo. Esas son algunas de las razones que explican las más de 100.000 solicitudes pendientes de cancelación de datos propios que tiene Google actualmente ‘sobre la mesa’.
Una ayuda para ejercer el derecho al olvido: Forget.me
La sentencia del Tribunal Europeo también tuvo otra consecuencia: el nacimiento de un nuevo nicho de mercado (o más bien su popularización: justo es reconocer que en España existe desde hace tres años la empresa Bórrame.es). Un nicho que fue aprovechado inmediatamente por la empresa inglesa Reputation VIP lanzando el servicio web Forget.me, gratuito durante su actual fase inicial, y planteado como un intermediario entre los particulares y Google.
El servicio (por ahora sólo en inglés) es sencillo de utilizar: una vez registrado el usuario, se le preguntará si desea realizar o revisar una petición de borrado de información. Si elige realizar una nueva, aparecerán los resultados que Google muestra al introducir el nombre de dicho usuario, junto a un icono para ir marcando aquellos que desea eliminar.
Para finalizar, Forget.me nos ofrece varios textos predefinidos para justificar la solicitud de borrado, avisando -eso sí- que es fundamental realizar bien este paso, pues debemos argumentar ante Google por qué en nuestro caso el ‘equlibrio’ que mencionábamos al comienzo del post debe caer del lado de nuestro derecho a la privacidad y no del derecho de los internautas a acceder a esa información.
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