Si nada cambia el curso actual de los acontecimientos, a partir del próximo agosto, los ciudadanos rusos titulares de un blog, una cuenta de Twitter o cualquier perfil online actualizado con más de 3.000 seguidores deberán someterse a los requisitos de una estricta ley que la Duma acaba de aprobar.
Según indica la ONG Human Rights Watch, la nueva legislación obliga a los blogueros con más de 3.000 seguidores a registrarse en Roskomnadzor, el organismo que ya vigila a los medios de comunicación convencionales rusos. Los blogueros no podrán esconderse tras un pseudónimo: deberán revelar su verdadero apellido, sus iniciales y detalles de contacto en su blog, y, en caso contrario, Roskomnadzor podrá exigírselos a sus proveedores de hosting, blog o dominios.
Quienes no obedezcan se enfrentarán a multas de entre 10.000 y 30.000 rublos (entre 200 y 600 euros ), en el caso de particulares, y hasta 300.000 rublos (6.000 euros) en el caso de entidades. Un incumplimiento repetido de la ley podría tener como consecuencia mayores sanciones, de hasta 50.000 rublos (1.000 euros) para particulares y 500.000 (10.000 euros) para entidades privadas, e incluso la suspensión administrativa del sitio web, blog o perfil durante un mes.
El director para Europa y Asia Central de Human Rights Watch, Hugh Williamson, ha denunciado que la nueva ley rusa impone a los blogueros las mismas restricciones que ya funcionan con los medios de comunicación, pero, sin embargo, “no les proporciona las mismas protecciones y privilegios”.
Y es que, una vez registrados en Roskomnadzor, los blogueros estarán obligados a contrastar y verificar toda la información que publiquen, indicar la edad mínima permitida de sus usuarios y omitir aquella información que, según la legislación rusa, pueda atentar contra la intimidad de otros. Habrá restricciones, también, para la propaganda de candidatos electorales, y, además, los blogueros tendrán que hacerse responsables de los comentarios que terceros publiquen en su web o perfil.
“Esto es un peldaño más en la escalada de represión contra la libertad de expresión en Rusia”, ha asegurado Williamson. No es el primer episodio de restricciones a la libertad online en Rusia en el último año. Hace poco más de un mes, tanto el sitio web del ajedrecista Gary Kasparov como el del abogado Alekséi Navalny, ambos dos figuras muy críticas con el presidente Vladimir Putin, fueron bloqueados por la oficina del Fiscal General ruso. La justicia ordenó entonces a los proveedores de Internet nacionales que restringieran el acceso al blog de Navalny y al periódico propiedad de Kasparov, así como otros dos sitios web, grani.ru y ej.ru, pero lo hizo acogiéndose a otra ley, aprobada en febrero, que permite perseguir aquellos contenidos “extremistas” que inciten a la revuelta y el desorden público.